jueves, 4 de septiembre de 2014

¿POR QUÉ CORRES?

            Me vienen a la mente las  populares campañas publicitarias del Atlético de Madrid: Papá, ¿Por qué somos del Atleti?  Nadie sabe muy bien cómo explicarlo pero  por dentro uno está convencido de que existen motivos de sobra. 
 
En el deporte de alto nivel, las exigencias a la hora de correr cambian respecto a los que practican deporte-salud, tanto a nivel físico como mental.  Desde hace unos pocos años, al finalizar cada temporada  hago balance de los objetivos marcados al  inicio  y me planteo si realmente merece la pena seguir. Me pregunto si merece la pena tanto sacrificio, y no hablo solo de mi sacrificio, hablo también del de la gente que me rodea. Esos que sin pedírselo están a tu lado viajando cada fin de semana, animándote en cada metro, siempre con la mochila a sus hombros, y todo por verte disfrutar, porque en el fondo no les importa que seas olímpico, les importa que seas FELIZ.

Cada año afronto el inicio de temporada con la misma ilusión que lo hacía con 16 años, creyéndome capaz de cumplir los objetivos como lo hacía por aquel entonces, pero cada año de los últimos 5 lo termino igual que lo empecé, al menos a nivel de resultados. Resulta frustrante chocar contra el mismo muro una y otra vez y ver que sus paredes son quizás demasiado gruesas como para poder derribarlas. Con la excepción de los incondicionales, los apoyos externos escasean, ya no confían en tus posibilidades y te ves prácticamente solo contra el muro. Pero hay algo que diferencia este muro de muchos otros, ni puedo medir su grosor, ni saber de qué material está hecho, y a día de hoy, el único modo de averiguarlo es calzándome las zapatillas y disfrutar como si fuese lo último que hiciese.  Estoy seguro que merece la pena intentarlo,  uno no debe preocuparse por fracasar, debe preocuparse por sacarle el  jugo al fracaso y transformarlo en éxito personal, aprendizaje. Esta  es la verdadera esencia del atletismo, la lucha constante, el día a día, la ilusión que supone afrontar retos ‘‘imposibles’’ o no tanto.

Son 29 años recién cumplidos,  espero que muchos más por delante, el Maratón sigue esperándome al final del túnel pero antes, hay que derribar el muro, mejorando algunos detalles y con ligeros ajustes producto de ese aprendizaje, seguiremos a martillazo limpio hasta que caiga y cuando lo haga y me sigan preguntando ¿Por qué corres?, tendré claro lo que responder ¿Por qué no?.

Carlos Villamor



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